Cinencias Naturales: Mercurio
Mercurio
Mercurio es el planeta del sistema solar más próximo al Sol
y el más pequeño. Forma parte de los denominados planetas interiores o
terrestres y carece de satélites naturales al igual que Venus. Se conocía muy
poco sobre su superficie hasta que fue enviada la sonda planetaria Mariner 10 y
se hicieron observaciones con radar y radiotelescopios.
Antiguamente se pensaba que Mercurio siempre presentaba la
misma cara al Sol, situación similar al caso de la Luna con la Tierra; es
decir, que su periodo de rotación era igual a su periodo de traslación, ambos
de 88 días. Sin embargo, en 1965 se mandaron impulsos de radar hacia Mercurio,
con lo cual quedó definitivamente demostrado que su periodo de rotación era de
58,7 días, lo cual es 2/3 de su periodo de traslación. Esto no es coincidencia,
y es una situación denominada resonancia orbital.
Al ser un planeta cuya órbita es interior a la de la Tierra,
lo observamos pasar periódicamente delante del Sol, fenómeno que se denomina
tránsito astronómico. Observaciones de su órbita a través de muchos años
demostraron que el perihelio gira 43" de arco más por siglo de lo predicho
por la mecánica clásica de Newton. Esta discrepancia llevó a un astrónomo
francés, Urbain Le Verrier, a pensar que existía un planeta aún más cerca del
Sol, al cual llamaron Vulcano, que perturbaba la órbita de Mercurio. Ahora se
sabe que Vulcano no existe; la explicación correcta del comportamiento del
perihelio de Mercurio se encuentra en la teoría general de la relatividad.
Estructura interna de Mercurio:
(1) Corteza
(2) Manto
(3) Núcleo.
Mercurio es uno de los cuatro planetas rocosos o sólidos; es
decir, tiene un cuerpo rocoso, como la Tierra. Este planeta es el más pequeño
de los cuatro, con un diámetro de 4879 km en el ecuador. Mercurio está formado
aproximadamente por un 70 % de elementos metálicos y un 30 % de silicatos. La
densidad de este planeta es la segunda más grande de todo el sistema solar,
siendo su valor de 5430 kg/m³, solo un poco menor que la densidad de la Tierra.
La densidad de Mercurio se puede usar para deducir los detalles de su
estructura interna. Mientras la alta densidad de la Tierra se explica
considerablemente por la compresión gravitacional, particularmente en el
núcleo, Mercurio es mucho más pequeño y sus regiones interiores no están tan
comprimidas. Por tanto, para explicar esta gran densidad, el núcleo debe ocupar
gran parte del planeta y además ser rico en hierro,3 material con una alta
densidad.3 Los geólogos estiman que el núcleo de Mercurio ocupa un 42 % de su
volumen total (el núcleo de la Tierra apenas ocupa un 17 %). Este núcleo
estaría parcialmente fundido,45 lo que explicaría el campo magnético del
planeta.
Rodeando el núcleo existe un manto de unos 600 km de grosor.
La creencia generalizada entre los expertos es que en los principios de
Mercurio un cuerpo de varios kilómetros de diámetro (un planetesimal) impactó
contra él deshaciendo la mayor parte del manto original, dando como resultado
un manto relativamente delgado comparado con el gran núcleo.6 (Otras teorías
alternativas se discuten en la sección Formación de Mercurio).
Rupes Discovery schematic es.jpg
La corteza mercuriana mide en torno a los 100-200 km de
espesor. Un hecho distintivo de la corteza de Mercurio son las visibles y
numerosas líneas escarpadas o escarpes que se extienden varios miles de
kilómetros a lo largo del planeta. Presumiblemente se formaron
cuando el núcleo
y el manto se enfriaron y contrajeron al tiempo que la corteza se estaba
solidificando.7
Geología y superficie
Artículo principal: Geología de Mercurio
Imagen de la superficie de Mercurio en falso color obtenida
por la Mariner 10. Los colores ponen en evidencia regiones de composición
diferente, particularmente las planicies lisas nacidas de cuencas de lava
(arriba a la izquierda, en naranja).
La superficie de Mercurio, como la de la Luna, presenta
numerosos impactos de meteoritos que oscilan entre unos metros hasta miles de
kilómetros. Algunos de los cráteres son relativamente recientes, de algunos
millones de años de edad, y se caracterizan por la presencia de un pico
central. Parece ser que los cráteres más antiguos han tenido una erosión muy
fuerte, posiblemente debida a los grandes cambios de temperatura que en un día
normal oscilan entre 623 K (350 °C) por el día y 103 K (–170 °C) por la noche.
Al igual que la Luna, Mercurio parece haber sufrido un
período de intenso bombardeo de meteoritos de grandes dimensiones, hace unos
4000 millones de años. Durante este periodo de formación de cráteres, Mercurio
recibió impactos en toda su superficie, facilitados por la práctica ausencia de
atmósfera que pudiera desintegrar o frenar multitud de estas rocas. Durante
este tiempo, Mercurio fue volcánicamente activo, formándose cuencas o
depresiones con lava del interior del planeta y produciendo planicies lisas
similares a los mares o marías de la Luna; una prueba de ello es el
descubrimiento por parte de la sonda MESSENGER de posibles volcanes.8
Las planicies o llanuras de Mercurio tienen dos distintas
edades; las jóvenes llanuras están menos craterizadas y probablemente se formaron
cuando los flujos de lava enterraron el terreno anterior. Un rasgo
característico de la superficie de este planeta son los numerosos pliegues de
compresión que entrecruzan las llanuras. Se piensa que, como el interior del
planeta se enfrió, se contrajo y la superficie comenzó a deformarse. Estos
pliegues se pueden apreciar por encima de cráteres y planicies, lo que indica
que son mucho más recientes.9 La superficie mercuriana está significativamente
flexada a causa de la fuerza de marea ejercida por el Sol. Las fuerzas de marea
en Mercurio son un 17 % más fuertes que las ejercidas por la Luna en la
Tierra.10
Destacable en la geología de Mercurio es la cuenca de
Caloris, un cráter de impacto que constituye una de las mayores depresiones
meteóricas de todo el sistema solar; esta formación geológica tiene un diámetro
aproximado de 1550 km (antes del sobrevuelo de la sonda Messenger se creía que
su tamaño era de 1300 km). Contiene, además, una formación de origen
desconocido no antes vista ni en el propio Mercurio ni en la Luna, y que
consiste en aproximadamente un centenar de grietas estrechas y de suelo liso
conocida como La Araña; en el centro de esta se encuentra un cráter,
desconociéndose si dicho cráter está relacionado con su formación o no. Interesantemente,
también el albedo de la cuenca de Caloris es superior al de los terrenos
circundantes (al revés de lo que ocurre en la Luna). La razón de ello se está
investigando.11
Justo en el lado opuesto de esta inmensa formación geológica
se encuentran unas colinas o cordilleras conocidas como Terreno Extraño, o
Weird Terrain. Una hipótesis sobre el origen de este complejo geomorfológico es
que las ondas de choque generadas por el impacto que formó la cuenca de Caloris
atravesaron toda la esfera planetaria convergiendo en las antípodas de dicha
formación (180 °), fracturando la superficie12 y formando esta cordillera.
Al igual que otros astros de nuestro sistema solar, como el
más semejante en aspecto, la Luna, la superficie de Mercurio probablemente ha
incurrido en los efectos de procesos de desgaste espaciales, o erosión
espacial. El viento solar e impactos de micrometeoritos pueden oscurecer la
superficie cambiando las propiedades reflectantes de ésta y el albedo general
de todo el planeta.
A pesar de las temperaturas extremadamente altas que hay
generalmente en su superficie, observaciones más detalladas sugieren la
existencia de hielo en Mercurio. El fondo de varios cráteres muy profundos y
oscuros cercanos a los polos que nunca han quedado expuestos directamente a la
luz solar tienen una temperatura muy inferior a la media global.
El hielo (de
agua) es extremadamente reflectante al radar, y recientes observaciones revelan
imágenes muy reflectantes en el radar cerca de los polos;13 el hielo no es la
única causa posible de dichas regiones altamente reflectantes, pero sí la más
probable. Se especula que el hielo tiene sólo unos metros de profundidad en
estos cráteres, conteniendo alrededor de una tonelada de esta sustancia. El
origen del agua helada en Mercurio no es conocido a ciencia cierta, pero se
especula que o bien se congeló de agua del interior del planeta o vino de
cometas que impactaron contra el suelo.
Cinencias Naturales: Mercurio
Reviewed by Edwin Molina
on
noviembre 10, 2019
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